¿Se trata de hemorroides o cáncer?


Las venas hemorroidales son estructuras anatómicas ubicadas fisiológicamente a nivel del ano o de la parte inferior del recto. Por diversas causas, pueden sufrir inflamación e hinchazón que inducen síntomas específicos en el paciente, siendo mencionada esta patología bajo el nombre de hemorroides.


Clasificación de las hemorroides

Una breve clasificación las divide en hemorroides internas ubicadas debajo de la mucosa anorrectal dentro del ano o recto, mientras que las hemorroides externas se ubican fuera de la abertura anal.

Desde el punto de vista de la gravedad de los síntomas, la literatura médica menciona cuatro grados de gravedad de las hemorroides (desde el menos grave - I hasta el estadio más grave - IV). Si bien las primeras tres etapas de gravedad pueden requerir un tratamiento no quirúrgico, las hemorroides de alto grado se benefician de la escisión quirúrgica.


Causas y factores de riesgo

La inflamación de las venas hemorroidales puede tener muchas fuentes etiológicas. La postura vertical o las actividades que implican mucho tiempo en las que el paciente está sentado (trabajo de oficina) ejercen una presión adicional sobre él y puede provocar la aparición de hemorroides

Los trastornos del tránsito intestinal como el estreñimiento y la diarrea crónica, una dieta baja en fibra y rica en alimentos superprocesados, el embarazo, la obesidad y el sedentarismo, los enemas/laxantes usados en exceso, contribuyen con el tiempo a la aparición de las hemorroides.

El proceso de envejecimiento y la herencia son otros factores identificados en el desarrollo de las hemorroides.


Manifestaciones y síntomas

Desde el punto de vista de la sintomatología, las manifestaciones más frecuentes de las hemorroides incluyen la sensación de ardor a nivel anorrectal, sangrado al eliminar las heces, picor y dolor, secreción de moco, y según la gravedad de las lesiones, y cierto grado de prolapso.

Cabe mencionar que los síntomas atribuidos a las hemorroides pueden tener otras causas, y se atribuyen erróneamente a la inflamación de las venas hemorroidales. Por ejemplo, en la situación en la que el paciente también refiere dolor abdominal, sensación de distensión abdominal y alteración del estado general, lo más probable es que se trate de una manifestación del síndrome del intestino irritable, no de una enfermedad hemorroidal.


Diagnóstico

La realización de una anamnesis y exploración física detallada es la base para el diagnóstico de las hemorroides, siendo menos utilizados en este sentido los paraclínicos de laboratorio y las exploraciones de imagen.

El examen físico del paciente con sospecha de hemorroides requiere la inspección del ano tanto en reposo como durante el esfuerzo físico. Además, se realiza un examen rectal para evaluar la condición anal.

Las hemorroides en la categoría de primer grado de gravedad se visualizan durante la anoscopia o la colonoscopia y no superan la línea dentada. Las hemorroides de grado II prolapsan por debajo de la línea dentada, pero tienen reducción espontánea, mientras que las hemorroides de grado III requieren reducción manual. Las hemorroides de grado IV se prolapsan permanentemente por debajo de la línea dentada y requieren tratamiento quirúrgico.


¿Qué asociación existe entre las hemorroides y el cáncer anal/colorrectal?

Las hemorroides son causadas por irritación e inflamación local, mientras que el cáncer representa una proliferación descontrolada de células, una diferenciación entre ambos puede plantear problemas de diagnóstico diferencial en algunos casos.

En algunos casos, los síntomas de las dos condiciones pueden ser similares, incluyendo sangrado anal, picazón, dolor e hinchazón local. El estrechamiento del diámetro normal de las heces, las llamadas "heces de lápiz", pueden indicar la presencia de una formación tumoral. También en el cáncer anal, los ganglios linfáticos perianales o inguinales pueden estar inflamados. Si hay una formación tumoral a nivel anorrectal, puede crecer, interrumpiendo el reflejo del esfínter y causando incontinencia anal.

La fuente etiológica más frecuente en el caso del cáncer anorrectal es el virus del papiloma humano (VPH), siendo el subtipo VPH -16 el principal serotipo implicado. La inmunosupresión y el tabaquismo representan otros factores de riesgo que pueden conducir al desarrollo de cáncer anorrectal.

En cuanto al diagnóstico, la detección de una masa anormal en el canal anal después de una tos rectal requiere más investigaciones médicas. La anoscopia con posibilidad de realizar biopsias de tejido sospechoso de ser patológico, la rectosigmoidoscopia, los exámenes de imagen como la tomografía computarizada (TC) o la ecografía endorrectal aportan información útil para el diagnóstico de formación tumoral, la estratificación del grado de gravedad, así como para el diagnóstico diferencial de enfermedades anorrectales localizadas y que pueden manifestarse clínicamente de manera similar, siendo las hemorroides una de ellas.

El tratamiento del cáncer anal tiene en cuenta la estadificación de la formación del tumor, la extensión de su expansión tras el examen histopatológico e implica la resección quirúrgica local con disección de los ganglios inguinales, quimioterapia y radioterapia.


Tratamiento de las hemorroides

La terapia de hemorroides implica, dependiendo de la gravedad de las manifestaciones clínicas, tratamiento médico no quirúrgico y tratamiento quirúrgico. Cambiar la dieta en términos de complementar la ingesta de agua y el contenido de fibra juega un papel importante en la primera línea del tratamiento de las hemorroides, junto con un manejo cuidadoso del esfuerzo físico y el tiempo que se pasa en el baño.

Las intervenciones realizadas en el ambulatorio para el tratamiento de las condiciones hemorroidales incluyen escleroterapia, crioterapia, coagulación infrarroja y ligadura con banda elástica. Entre estos, el método terapéutico más utilizado es este último, en el que se aplica endoscópicamente una banda elástica en la base de la hemorroide que conduce a la necrosis por isquemia, desprendimiento del tejido respectivo, fibrosis y cicatrización local con obliteración del tejido submucoso. 

Aunque puede ser un método de terapia no quirúrgica más doloroso que la escleroterapia o la crioterapia, los estudios clínicos han demostrado una mayor eficacia y un menor riesgo de recurrencia de las hemorroides en comparación con los otros dos tipos de intervención terapéutica.

La escleroterapia consiste en inyectar hemorroides con etanolamina, quinina, fenol al 5% en aceite o solución salina hipertónica, agentes esclerosantes que conducen a la fibrosis del tejido respectivo. Los efectos adversos como retención urinaria, impotencia o formación de abscesos locales no indican el método, siendo preferibles intervenciones alternativas.

La crioterapia se basa en nitrógeno líquido que tiene el efecto de necrosis del tejido a eliminar, pero incluso en este caso el balance riesgo-beneficio muestra indicaciones para la aplicación de otras terapias alternativas si es posible.

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