3 inventos de la revolución industrial


El electromagnetismo: un invento revolucionario

El ingeniero canadiense William Sturgeon (1783-1850) se inspiró en los trabajos de los científicos André-Marie Ampère (1775-1836) de Francia y Hans Christian Ørsted (1777-1851) de Dinamarca para dar vida al primer electroimán en 1825. Este ingenioso dispositivo consistía en un trozo de hierro con forma de herradura colocado dentro de una bobina de alambre, capaz de transportar electricidad e imantar o desimantar el hierro. La fuerza magnética generada tenía diversas aplicaciones, desde levantar objetos hasta accionar motores, lo que lo convertía en una fuente de energía versátil. A lo largo del tiempo, el electroimán se empleó en campos como el telégrafo y, en la actualidad, en electrodomésticos como lavadoras.


La revolución fotográfica

En 1826, el francés Joseph Nicéphore Niépce (1765-1833) logró capturar la primera fotografía utilizando una cámara oscura. La imagen, titulada "Vista desde la ventana en Le Gras", aunque un tanto borrosa, es la más antigua que ha perdurado, mostrando una vista real. La cámara oscura, una caja con una pequeña abertura cubierta por una lente, ya era conocida, utilizada por artistas y grabadores como ayuda en su trabajo. Lo novedoso fue la idea de Niépce de fijar permanentemente la imagen proyectada por la lente en papel tratado con cloruro de plata sensible a la luz, técnica llamada heliografía. Sin embargo, presentaba dos inconvenientes: la imagen se desvanecía a la luz y se obtenía en negativo. No obstante, Niépce resolvió estos problemas usando una solución de betún para cubrir una placa de vidrio o estaño, lo que le permitió capturar la vista desde su ventana. La fotografía evolucionó gracias a Louis-Jacques Daguerre (1789-1851), quien usó placas de cobre tratadas con plata para obtener imágenes positivas. El daguerrotipo fue adquirido por el gobierno francés y se hizo público, lo que impulsó la creación de estudios fotográficos. Posteriormente, en 1840, el inventor inglés William Henry Fox Talbot (1800-1877) desarrolló los primeros negativos de papel, desde los cuales se podían obtener múltiples copias.


El impacto del avance fotográfico no se limitó a retratar a personas de distintas clases sociales, sino que revolucionó el arte. Los artistas ya no buscaban reproducir el mundo con la máxima precisión, pues la cámara podía hacerlo fácilmente. En cambio, se enfocaron en capturar efectos momentáneos de luz y color o transmitir emociones en sus obras. La llegada de la fotografía fue un factor determinante en el desarrollo del impresionismo y el simbolismo en el último cuarto del siglo XIX.


La locomotora Rocket y la era del ferrocarril

George Stephenson (1781-1848), propietario de una empresa especializada en trenes de carbón en Newcastle, revolucionó el transporte ferroviario con la locomotora Locomotion 1, diseñada para transportar pasajeros. En 1825, la Locomotion 1 llevó a los primeros pasajeros en un ferrocarril de vapor desde Stockton hasta Darlington, en el noreste de Inglaterra.


Su hijo, Robert Stephenson (1803-1859), superó sus logros con la Rocket, la locomotora de vapor pionera inventada en 1829. La Rocket ganó las pruebas de Rainhill en ese año, donde se determinó qué máquina arrastraría los vagones en la primera línea ferroviaria interurbana del mundo entre Liverpool y Manchester. La Rocket, con su diseño innovador que incluía una caldera multitubular y un tubo de explosión, se destacó por su potencia y confiabilidad en comparación con las locomotoras competidoras. Alcanzando una velocidad máxima de 48 km/h, la Rocket ganó merecidamente el premio de 500 libras esterlinas de las Rainhill Trials. La línea Liverpool-Manchester pronto transportó a 1200 pasajeros diariamente, sentando las bases para una revolución en los viajes tanto en Gran Bretaña como en el resto del mundo.


Hacia 1870, se habían construido 24.000 kilómetros de líneas ferroviarias en toda Gran Bretaña. A partir de 1848, los pasajeros podían viajar desde Londres a Glasgow en 12 horas, ya que los trenes alcanzaban velocidades de 80 km/h (50 mph), lo que antes requería más de cinco días en diligencia. Los ferrocarriles impulsaron la producción de carbón y hierro, abarataron los bienes de consumo gracias al transporte eficiente de mercancías y crearon un gran número de empleos en diversos puestos. Además, la comunicación también mejoró notablemente, ya que el telégrafo, con su capacidad para enviar mensajes rápidamente, se adoptó en toda la red ferroviaria británica, permitiendo así establecer una hora universal basada en el meridiano de Greenwich.


El telégrafo eléctrico y la aceleración de la comunicación

El sistema postal universal de peniques de Gran Bretaña en 1840 mejoró la velocidad de entrega de cartas al día siguiente. Sin embargo, el telégrafo eléctrico, inventado en 1837 por William Fothergill Cook (1806-1879) y Charles Wheatstone (1802-1875), se convirtió en un rival serio para el correo. La primera máquina telegráfica tenía solo 20 letras, que se enviaban mediante un ligero movimiento de dos agujas hacia una letra específica. Los impulsos eléctricos enviados por la línea telegráfica conectando dos máquinas movían las agujas, permitiendo enviar

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